En el arcano de la Rueda de la Fortuna podemos observar como un ciclo se acaba y da paso a un ciclo nuevo. Cuando esta carta aparece en la tirada del tarot nos puede indicar que estamos en un momento de transición en el cual tenemos la opción de crecer, caminando hacia lo desconocido o estancarnos repitiendo situaciones del pasado.
También nos muestra como podemos vivir las situaciones de nuestra vida, apegándonos o soltando y confiando en lo que esta por llegar. La arpía o esfinge se coloca encima de este extraño mecanismo o rueda, ajena al movimiento, como supervisando y observando lo que ocurre sin interferir. A los lados de la rueda hay 2 figuras animales que agarradas a la rueda, uno sube y otro baja.
Observamos que unas veces uno estará arriba y otras veces el otro abajo, mostrándonos que con el movimiento e en la vida se produce las circunstancias puede cambiar y llevarnos a vivir experiencias diametralmente opuestas. La vida es continuo cambio, movimiento, todo muta y se transforma y nos impele a que en todo momento nos adaptemos a sus circunstancias. Es el final de un ciclo decimal y la antesala del comienzo de otro que en este caso es el arcano 11 la fuerza.
Lo único que no cambia es el centro de la rueda y la arpía o esfinge que permanece inmóvil. El libre albedrío y el destino son las creencias a las que nos podemos ver expuestos ante la contemplación de esta carta. Si creemos en el azar, la buena o mala fortuna nos encontraremos girando agarrados a la rueda, sufriendo o disfrutando de los caprichos del destino. Si pensamos que todo está decidido de antemano, con un destino fijado viviremos nuestra película como pobres víctimas de los caprichos de los dioses.
O también podemos pensar que cuando tomamos la vida como es, sin querer cambiar nada, viviendo el presente nos salimos de la rueda de la Fortuna y creamos nuestra realidad desde otra conciencia nueva y con consciencia. Este arcano nos invita a reflexionar sobre cómo estamos viviendo nuestra vida, desde donde lo hacemos (sentimientos, pensamientos, acciones) para decidir si queremos ser protagonistas de nuestra existencia pasando a la acción o sujetos pasivos de nuestra propia vida que esperan un golpe de suerte para mejorar su día a día.
Nuevas noticias están por llegar y quizás en esas dificultades encontremos el crecimiento, si lo vemos como oportunidades para seguir creciendo. Este arcano nos indica que por mucho que intentemos controlar nuestra existencia hay fuerzas que mueven otros resortes y nos plantean retos que en ocasiones no imaginamos. Todo puede pasar y comprenderlo así nos ayuda para evolucionar en la vida dejando atrás el drama y los apegos. En algunos tarots parece escrita en el interior de la rueda la palabra tarot o rota que para los alquimistas era rueda.
Quizás nos pueda parecer que la rueda está parada como esperando un movimiento que la vuelva a poner en marcha y sea el preludio de un nuevo amanecer en nuestra vida. Con la representación de los animales en la carta nos habla de nuestro instinto animal y como se puede sublimar o caer en sus profundidades y como tanto lo uno como lo otro, forma parte de la naturaleza del ser humano. La oscuridad y la luz, el yin y el yang, el día y la noche forman parte de un mismo fenómeno indisoluble como las 2 caras de una moneda.
Aceptarlo nos da la posibilidad de integrar nuestra naturaleza sin sentirnos culpables o pretendiendo ser otras personas que no somos. Para mí está carta es muy esclarecedora ya que tanto si estamos estancados en alguna situación, bloqueados, como si estamos finalizando un ciclo, nos augura un escenario distinto donde tendremos la posibilidad de crecer si dejamos atrás el pasado y abrazamos sin miedo lo desconocido confiando en nosotros mismos y en esas fuerzas invisibles que nos sostienen y que día a día nos permiten abrir los ojos y tener la posibilidad de aprender y crear un mundo mejor.
Con este arcano comprendemos lo pequeñitos que somos y aunque importantes, somos una gota en el inmenso océano de este planeta, pero sin esa gota, este planeta no sería el mismo. Tras experimentar nuestra propia luz en el Ermitaño, tomar las riendas de nuestro destino en la Rueda de la Fortuna, el siguiente arcano solo puede ser la Fuerza, mostrándonos un horizonte prometedor empoderado en la vida. En el arcano 10, la Rueda de la Fortuna, el potencial aún no expresado de El Mago (1) y el comienzo del Loco (0) se encuentran, con el aprendizaje vivido a lo largo de los demás arcanos (2 al 9) hasta llegar al 10 (la Rueda de la Fortuna completando el ciclo).