Primero escribe algo corto (con dos líneas sobre una hoja de papel es suficiente), sin preocuparte si tiene sentido y entierra el papel en una maceta o en un jardín.
Después llena la bañera con agua caliente, unas gotas de aceite esencial vetiver y todos los juguetes de goma que encuentres.
Date un buen baño de media hora mientras tiras con fuerza una y otra vez los juguetes en el agua y dejas que las gotas te salpiquen la cara y las paredes del cuarto de baño. Disfrutando como si fueras un niño/a pequeño, recuperando tu inocencia.
Sal del baño y antes de secarte, canta una canción a pleno pulmón.
Termina este ritual, realizando un dibujo sencillo pero con varios colores y arrojándolo después al fuego.
Sacado del libro: Magia blanca para el hogar, de Llum Montangue