Cuentos de la India, recopilación de Ramiro Calle.
Era un venerable maestro. En sus ojos había un reconfortante destello de paz permanente. Sólo tenía un discípulo, al que paulatinamente iba impartiendo la enseñanza mística. El cielo se había teñido de una hermosa tonalidad de naranja-oro, cuando el maestro se dirigió al discípulo y le ordenó:- Querido mío, mi muy querido, acércate al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clase de halagos a los muertos.
- ¿Qué te respondieron los muertos? -preguntó el maestro.
- Nada dijeron.
- En ese caso, mi muy querido amigo, vuelve al cementerio y lanza toda suerte de insultos a los muertos.
- ¿Qué te han respondido los muertos?
- De nuevo nada dijeron -repuso el discípulo.
- Así debes ser tú: indiferente, como un muerto, a los halagos y a los insultos de los otros.
Leyre Zambrano Blanc “Mujer Árbol” Francisco Javier García Las Heras “Hombre Solwww.kilyom.es